En una votación por demás histórica, Ecuador se levantó para detener la extracción de combustibles fósiles en el Parque Nacional Yasuní, una reserva que no es sólo el hogar de una de las biodiversidades más amplias y complejas del mundo, sino también el corazón de la Amazonia ecuatoriana.
La consulta, realizada el pasado 20 de agosto, dejó una votación del 59% a favor de interrumpir para siempre la explotación petrolera, lo cual significó el fin de una lucha que comenzó con una demanda colectiva en 2020, misma que traspasó la espesura de la selva y llegó hasta la Corte Constitucional de Ecuador.
Ahí se declaró que las comunidades indígenas tienen la facultad para decidir sobre proyectos que afecten el lugar que habitan.
“Defendemos nuestros derechos colectivos, protegemos nuestro territorio, nuestras tradiciones, nuestra cultura y el acceso al agua y los alimentos. Eso es todo lo que tenemos”, declaró René Tapuy, habitante del pueblo Huaorani.
Según el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas de Ecuador, el Parque Nacional Yasuní representa la reserva natural más grande del país sudamericano, y su destrucción implicaría una crisis a nivel mundial. Actualmente habitan en él más de 2 mil especies de árboles y arbustos; 204 especies de mamíferos; 610 especies de aves; 121 de reptiles; 150 de anfibios; y más de 250 variantes de peces.