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Publicado en VIDA SALVAJE

Peces mexicanos sorprenden a expertos por la manera de asustar a sus depredadores

Lunes, 27 Diciembre 2021 00:01 Escrito por 

Cargada de ácido sulfhídrico y pobre en oxígeno, el agua de los Baños del Azufre cerca de Teapa, en el estado de Tabasco, representa un ambiente hostil para la mayoría de especies de agua dulce. Sin embargo, entre todas ellas existe un pez endémico de México perfectamente adaptado a las condiciones de estos manantiales: el molly del Teapa (Poecilia sulphuraria).

Lleno de escamas plateadas y manchas negras que lo hacen fácilmente identificable, el molly del Teapa apenas alcanza los 5 centímetros de largo. No obstante, este ejemplar ha empezado a llamar la atención de los expertos debido a que un grupo de investigadores del Leibinz Institute of Freshwater Ecology and Inland Fisheries, en colaboración con la Universidad Humboldt, descubrió que a pesar de su tamaño, la especie pone en práctica una estrategia colectiva, por demás peculiar, para evitar ataques de sus principales depredadores.

Se trata de un movimiento que la investigación denominó como “ola”, debido a su parecido con la secuencia que realiza el público en mútiples eventos, sobretodo deportivos, la cual consiste en levantar las manos sin moverse de su asiento, creando el efecto visual de una onda que viaja alrededor de las gradas.

El artículo publicado en la revista Current Biology detalla la forma en la que cientos de individuos pertenecientes a la especie crean una “ola gigante”, mediante un movimiento cíclico al sumergirse y regresar a la superficie, una y otra vez, durante dos minutos.

“Debido a que las olas observadas eran repetidas y regulares, y los intervalos entre éstas eran siempre de longitud similar sin importar la frecuencia con que repitieran el movimiento, asumimos que las olas eran más que una simple reacción de escape”, explica David Bierbach, autor principal del estudio.

Con base en ello, Bierbach y su equipo concluyeron que las olas creadas por los mollys del Teapa resultan altamente efectivas tanto para reducir los ataques de aves depredadoras, como para disminuir el éxito de cada agresión.

Pero no sólo eso, pues los expertos aseguran que la formación de olas podría ser parte de una señal evolutiva beneficiosa para los peces e incluso, para las mismas aves.

Y es que mientras las ondas advertirían a las aves que resulta inútil cazar en esa zona, provocando un ahorro de tiempo y energía, los peces se podrían agrupar para aumentar sus probababilidades de supervivencia en grupo.

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