A lo largo de los años, los ratones de laboratorio han aprendido a desarrollar tareas, normalmente a cambio de una recompensa; sin embargo, los científicos se han percatado que aún sabiendo hacer bien las cosas, hay veces que las hacen mal. El motivo detrás de ello sería que son estrategas y quieren poner a prueba sus conocimientos.
Esta es la conclusión a la que llegó una nueva tesis elaborada por el neurocientífico Kishore Kuchibhotla, de la Universidad John Hopkins, en Estados Unidos.
“Parece que gran parte de este desfase entre conocimiento y rendimiento se debe a que el roedor participa en una forma de exploración, lo cual lo hace muy inteligente”, precisó el autor del trabajo de investigación.
“Los animales, como los humanos, resultan capaces de hacer hipótesis, ponerlas a prueba e incluso recurrir a procesos cognitivos superiores para hacerlo”, señaló.
Durante los experimentos, Kuchibhotla, junto a su equipo, sometieron a los ratones a pruebas para entender por qué, en ocasiones, obtenían malos resultados en tareas que sabían hacer bien. Para ello, tomaron a un grupo de ejemplares y les hicieron escuchar dos sonidos: con uno debían girar una rueda hacia la izquierda y con el otro a la derecha. Si acertaban se les daba una recompensa.
Tras una serie de ensayos consecutivos, los participantes, al oír uno de los sonidos, giraban la rueda a la izquierda durante un momento, pero luego cambiaban al lado opuesto, aparentemente cometiendo errores, pero en realidad lo hacían con un propósito en mente.
“Descubrimos que, cuando el animal explora, sigue una estrategia muy simple: `Voy a girar a la izquiera un rato, a ver qué pasa, y luego voy a cambiar y girar a la derecha otro rato”, explicó Kuchibhotla.
“No cabe duda que los ratones de laboratorio son más estratégicos de lo que algunos podrían llegar a creer”, finalizó.