Cuando comenzó el invierno pasado en EE.UU., Martine de Wit notó que se estaban muriendo más manatíes que de costumbre. Al principio, el veterinario de la Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca de Florida creyó que el aumento de muertes se debía al frío. De Wit había visto que, en los meses de diciembre y enero, cuando la temperatura del agua caía por debajo de los 20 °C, los animales se enfermaban.
"Pero el invierno terminaba y la situación no era diferente", cuenta Wit, cuyo laboratorio se encuentra en San Petersburgo, Florida. En lo que va de 2021, más de 430 manatíes han muerto en las aguas de Florida, casi el triple de lo que se registró el año pasado para el mismo período.
Las recientes olas de frío obligaron a estos mamíferos sensibles a la temperatura a buscar refugio en las cálidas aguas de Indian River Lagoon, parte de un estuario que se extiende desde Ponce Inlet hasta Jupiter Inlet en la costa atlántica de Florida. La mayoría de las muertes ocurrieron en estas aguas, que al ser menos profundas y más cerradas que el océano, son más cálidas en invierno.
Dada esta situación alarmante, los biólogos marinos y veterinarios están desesperados buscando respuestas, y el personal de rescate de la comisión (reducido por la pandemia) ha estado haciendo lo imposible para salvar a los animales enfermos.
Las condiciones de frío normalmente provocan la muerte de los manatíes jóvenes, pero entre estas pérdidas, se encuentra un gran porcentaje de adultos, muchos de ellos muy desmejorados. "Creemos que la principal causa es el hambre". Al igual que otros expertos, cree que los manatíes mueren de hambre debido a la escasez de pastos marinos en la laguna, como consecuencia del aumento de la contaminación del agua.
Cada año, fluyen hacia la laguna casi mil toneladas de nitrógeno y fósforo provenientes de productos químicos agrícolas, fertilizantes para césped y tanques sépticos con fugas. Como la calidad del agua se ha deteriorado, algunos manatíes han estado hibernando en aguas calentadas por descargas de plantas de energía a lo largo de la costa atlántica de Florida.
Para mantenerse saludables, los manatíes necesitan consumir hasta un 10 por ciento de su peso corporal al día en pastos marinos u otras plantas acuáticas, como hojas de mangle o hidrilla, explica Mike Walsh, codirector de salud de animales acuáticos de la Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad de Florida, en Gainesville.
Los manatíes son robustos, pero no por tener capas de grasa aislante, sino porque su tracto digestivo es muy voluminoso. Un manatí que “pierde peso corporal tiene muchas más probabilidades de tener complicaciones o no poder superar condiciones ambientales como el frío”, explica Walsh. Algunos pueden sufrir daños en las aletas similares a las lesiones por congelación.
Cuando aumente la temperatura del agua durante esta primavera y verano, es probable que los manatíes de Indian River Lagoon se trasladen a áreas con más cantidad de pastos marinos y otro tipo de vegetación acuática. Debería haber menos muertes, dice De Wit, pero los manatíes son animales de costumbre. Casi seguro regresarán a la laguna el próximo invierno, y si las condiciones en otros lugares son demasiado frías, acabarán allí nuevamente y morirán.
En 2016, los residentes del condado de Brevard, que abarca la mayor parte de Indian River Lagoon, aceptaron realizar aportes para reunir un monto de $300 millones con el fin de financiar un proyecto de limpieza de 10 años. Hasta ahora, los voluntarios han plantado manglares (los manglares filtran el agua), han implementado huertos de ostras (las ostras también filtran el agua) y han difundido la necesidad de restaurar la laguna. Sin embargo, según De Wit, no se sabe si los lechos de pastos marinos se podrán restituir a tiempo para salvar a los manatíes de Florida.
Con la ayuda de biólogos independientes, los oficiales de la Comisión de Pesca y Vida Silvestre de Florida recogen a los manatíes enfermos con redes y los trasladaron de inmediato hasta las ambulancias que aguardan por ellos. En estos camiones con clima controlado se transporta a los animales a acuarios con patrocinio estatal donde los veterinarios se encargan de recuperarlos. Los que sobreviven son liberados en la naturaleza cerca de donde fueron encontrados, a veces, apenas un mes después de haberlos rescatado.