Cómo si no tuvieran suficiente con la presencia de los humanos y sus pesticidas, las abejas melíferas ahora enfrentan la crisis más dura a la que se hayan enfrentado en cientos de años: el ataque de un ácaro parasitario llamado Varroa destructor, devastador para una colmena, dado que puede destruirla en muy poco tiempo si no se interviene.
Originalmente, este ácaro infestaba solo a colonias de abejas melíferas asiáticas (Apis cerana), por lo que las abejas melíferas europeas (que es la especie que usamos para producir miel en básicamente todo el mundo) no cuentan con las defensas naturales necesarias para protegerse de él. Por ejemplo, las abejas asiáticas suelen sepultar permanentemente a sus crías cuando notan que están infestadas de estos ácaros; son tan sensibles a la parasitación, que mueren tras la infestación, sacrificándose para evitar que el ácaro se reproduzca.
Los científicos creen que los humanos ayudaron a transportar el parásito a Europa en algún momento de la década de 1950. Hoy, se ha extendido a todas las regiones donde existan abejas melíferas, excepto Australia y un puñado de islas remotas, convirtiéndose rápidamente en una pandemia mundial y la mayor amenaza patológica para la salud de las abejas melíferas.
Apicultores y científicos están haciendo todo lo posible para criar ganado genético resistente a Varroa, pero es un trabajo costoso y laborioso e inviable para la mayoría de las empresas. Lo que es más, un puñado de productores de reina comerciales en los Estados Unidos crían y distribuyen millones de reinas, las hembras reproductoras que ponen los huevos en una colonia, pero sin criar rigurosamente la resistencia a los ácaros, por lo que las colonias de apicultores tampoco suelen ser resistentes a estos.
De acuerdo con informes científicos, de los 2.6 millones de colonias de abejas melíferas en los Estados Unidos, más de la mitad están infestadas con Varroa destructor, y podrían haber muchas más en otras regiones del continente.
Los especialistas calculan que si esta pandemia apícola no se controla en menos de dos años, todas las colmenas podrían ser destruidas.