Sin duda, las gaviotas son verdaderas expertas adaptándose a las circunstancias del medio en el que viven para buscar algo que “echarse al pico”. Desde animales marinos, hasta huevos, pasando por ratas, insectos y un gran número de especies aviares, los alimentos que pueden ingerir directamente de la naturaleza son de lo más variados.
Pero también se adaptan si las circunstancias impuestas por los humanos lo requieren. “En Inglaterra, Irlanda o Suecia, si te despistas, te quitan las hamburguesas de las manos”, explica el doctor en Biología Álvaro Luna. “En Mallorca comen aceitunas en los olivares”.
Esta capacidad de adaptación no es algo nuevo, como tampoco lo es el hecho de que coman ratas o palomas. Un estudio publicado el pasado mes de abril, en el que se analiza la dieta de estas aves en la ciudad de Barcelona, concluye que se han adaptado para explotar los recursos alimentarios asociados con los entornos urbanos. Esto, por supuesto, incluye peces descartados de la actividad pesquera, pero también pequeños mamíferos, como ratas, y aves, como palomas o las cotorras argentinas.
Que no sea raro que se adapten al medio no significa que no hayan tenido que hacerlo a raíz de las cuarentenas. Es cierto que, ante la presencia masiva de turistas en Roma, alimentarse resultaba muy sencillo, sin tener la necesidad de cazar. Ahora, esa no es una opción, por lo que podrían tener que recurrir a otros alimentos que, igualmente, ya consumían antes.