Como parte del proceso de polinización natural que las abejas llevan a cabo, diversos elementos minúsculos en el entorno se adhieren a sus cuerpos. Sin embargo, la actividad humana en términos de la generación de desechos plásticos ha incidido en los trozos que estos insectos llevan consigo.
Y es que, hasta ahora, los microplásticos no figuraban entre las minúsculas partículas que las abejas llevaban de un lugar a otro. De acuerdo con Matt Kelly, investigador de National Geographic, 13 polímeros sintéticos distintos se les adhieren actualmente en el cuerpo. La cifra se obtuvo a partir de un estudio en torno a la relación de las abejas con los desechos plásticos antropogénicos, el cual fue publicado recientemente en la revista especializada Science of the Total Enviroment.
Durante los últimos años, las abejas se han convertido en un buen indicador acerca de la cantidad de partículas plásticas que existen en el ambiente. Por si fuera poco, también son capaces de indicar el nivel de contaminación, gracias a que sus patas y cuerpos muestran con claridad los fragmentos que transportan.
Este método se ha aplicado recientemente en países como Chile, Argentina, Canadá y Estados Unidos. Los resultados de los estudios han mostrado que pedazos de bolsas, envases y otros plásticos de un solo uso les recubren el cuerpo, tal y como debería de hacerlo el polen de las flores en su lugar.