El pasado 16 de febrero tuvo lugar un evento oficial de liberación de ajolotes (Ambystoma mexicanum) en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, el cual provocó indignación entre biólogos y conservacionistas.
Y es que a pesar de que el llamado “Ajolotón” tenía como propósito el impulsar la preservación y reproducción de la especie, considerada en peligro crítico de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), especialistas del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) coinciden en que las probabilidades de sobrevivir de los 200 ejemplares son nulas.
De acuerdo con los expertos, resulta imposible garantizar la supervivencia de los ajolotes liberados, debido a que tanto los canales como el humedal de Xochimilco se recargan de agua tratada, una condición que provoca la mala calidad de la misma.
A la contaminación de los canales se le suma la presencia de tilapias y carpas, un par de especies invasoras introducidas a mediados de la década de los 70´s. Su presencia no solo erosiona las chinampas, pues también contribuye a la desaparición del ajolote.
De igual manera, el manejo de estos ejemplares sin protección alguna es un factor de riesgo. El Laboratorio explica que al tratarse de animales con alta sensibilidad al estrés y ambiente, la probabilidad de que contraigan una infección tras ser manipulados es sumamente alto.
Además, a diferencia de otras salamandras y anfibios, el ajolote no suele abandonar el medio acuático una vez alcanzada la madurez. En su lugar, la especie pasa toda su vida sumergida, de manera que sacarlos del agua significa una situación de estrés que reduce aún más sus probabilidades de subsistir.
Si a todos estos factores se le añaden la falta de planificación y un programa de monitoreo, el Laboratorio concluye que la liberación no resultará sana ni para el animal, ni para el ecosistema.