La importancia histórica de los restos fecales de animales prehistóricos no ha pasado desapercibida para la ciencia. Por el contrario, a partir del coprolito (fósiles de estiércol) se han podido conocer diversas aristas de cómo eran las formas de vida en aquel lejano pasado. El ejemplo más reciente de ello fue un fragmento de excremento de un reptil antiguo que reveló a una especie desconocida perteneciente a la familia de los escarabajos, misma que encontró al interior de dicha mezcla, un hogar en donde vivir durante millones de años.
El inesperado hallazgo de los cuerpos perfectamente conservados de varios escarabajos dentro de una pila de excremento maravilló al grupo de biolopaleontólogos encargados del estudio. De acuerdo con el artículo publicado en la revista especializada, Current Biology, gracias a que los especímenes fueron encontrados en perfecto estado, es probable que el estiércol revele información valiosa acerca de su dieta y forma de vida.
Martin Qvarnstrom, científico de la Universidad de Uppsala en Suecia, aprovechó el descubrimiento para pronunciarse en contra de la idea de que las heces fosilizadas pasen desapercibidas en los estudios paleontológicos: “Las heces antiguas se han pasado por alto en gran medida; sin embargo, a menudo contienen fósiles muy bien conservados. Son como cofres del tesoro escondidos”.
A partir de un riguroso escanéo de las heces recuperadas, se evidenció que los escarabajos en cuestión estaban enteros y en excelentes condiciones. Gracias a esta información, los especialistas se percataron de que se trataba de una especie nuna antes vista, a la que llamaron Triamyxa coprolithica.
“Este dinosaurio hizo un poco del trabajo de campo por nosotros…Sin su ayuda, no huniéramos podido encontrar a estos nuevos insectos de otra manera”, finalizó el también líder de la investigación.