¿En qué se parece un chimpancé y una abeja? Esta pregunta podría ser el comienzo de un chiste, sin embargo, está lejos de serlo, toda vez que un artículo publicado en la revista Nature demostró que ambas especies son capaces de aprender una nueva habilidad tan sólo observando a individuos de su misma clase, en algo que se conoce como aprendizaje social.
Los resultados compartidos sugieren que tanto los simios como los mencionados insectos tienen la capacidad para la acumulación cultural, que hasta ahora se consideraba una característica exclusivamente humana, la cual consiste en la acumulación gradual de conocimientos y habilidades a lo largo de generaciones, que a su vez permite desarrollar comportamientos cada vez más complejos.
Chimpancés
Para comprobar esta hipótesis, los científicos de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, realizaron un experimento con 66 ejemplares de Zambia, separados en dos grupos.
Los chimpancés recibieron una caja de rompecabezas que requería tres pasos para abrirla y obtener una recompensa alimenticia. Luego de tres meses de intentos, los participantes no pudieron desarrollar las habilidades necesarias para completar el reto.
Tras ello, los autores decidieron entrenar a un chimpancé de cada uno de los grupos para abrir la caja y registrar si los demás compañeros adoptaban dicha habilidad a lo largo de otros tres meses. Catorce de los 66 primates desarrollaron la destreza de abrir la caja, y todos ellos habían visto a otro abrir la caja al menos 9 veces.
Abejas
En el otro trabajo, investigadores de la Universidad Queen Mary, en Reino Unido, descubrieron que las abejas poseen un nivel de sofisticación cognitivo nunca antes visto. Por si fuera poco, también pueden aprender tareas complejas de varios pasos a través de la interacción social, aunque no puedan resolverlas sin ayuda.
Aquí, los autores diseñaron una caja de rompecabezas de dos pasos, en la que los insectos debían realizar dos acciones distintas en secuencia para así acceder a una dulce recompensa.
Mientras que los ejemplares individuales tenían dificultades para resolver la dinámica cuando empezaban desde cero, aquellos privilegiados capaces de observar a una abeja “demostradora” aprendían fácilmente todas las instrucciones.