Hace poco más de un año, habitantes de la localidad de Cuyuxtlahuac, en Alcozauca de Guerrero, localizaron piedras de diferentes tamaños y formas inusuales cerca de un río. Sin embargo, tras una investigación, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) validaron que esas “rocas” son, en realidad, restos fosilizados de un gonfoterio, cuyo pariente vivo más cercano es el elefante.
“Luego del hallazgo inicial hecho por los pobladores, quienes recolectaron y resguardaron los restos, se dio un primer aviso a la instructora en la comunidad del programa `Sembrando Vida, quien, a su vez, le notificó al Centro INAH Guerrero”, indicó la dependencia mediante un comunicado.
Posteriormente, detalló, un grupo de especialistas del INAH, encabezado por Jorge Cervantes Martínez y Antonio Hermosillo Worley, acudió a la zona y brindó una plática informativa a los habitantes, donde se abordó la importancia científica y patrimonial de este tipo de descubrimientos.
De igual manera, los expertos realizaron un examen visual al material óseo recuperado, conformado por fragmentos de costillas; cuerpos vertebrales completos; una sección de rama mandibular con molares insertos; fragmentos de otros molares; y un par de segmentos de incisivos.
Una vez culminado el análisis, el equipo concluyó que, por la morfología de los molares e incisivos, los restos corresponden a un gonfoterio de Cuvier (Gonfoterio Cuvieronius), especie que en años pasados ha sido identificada desde el sur de Estados Unidos hasta Sudamérica, el cual alcanzaba entre 2.50 y 2.70 metros de altura.
“La importancia de este hallazgo es que brinda el primer dato paleontológico que se tiene del gonfoterio de Cuvier para esta región del estado de Guerrero, lo cual es evidencia de que el mamífero tuvo un área de actividad mucho más extensa”, concluyó el Instituto.