La historia del monstruo del Lago Ness es, sin duda, una de las que más ha fascinado a científicos, seguidores de la criptozoología y personas en general. Y es que la sola idea de que una misteriosa criatura, físicamente similar a los extintos plesiosaurios, habite en aquel lugar resulta increíble.
Pero el caso no para ahí, pues rondan diversos testimonios apoyando la presunta existencia del enigmático animal, la mayoría corresponden al siglo XX. Por si fuera poco, está la fotografía tomada por Robert Kenneth Wilson, la cual le dio la vuelta al planeta e incluso motivó a diversos equipos de búsqueda.
El hecho de que el lago escocés en cuestión abarque hasta 39 kilómetros y cuente con una profundidad máxima de 240 metros mantiene viva la ilusión de que, por algún rincón, ese ser de aspecto prehistórico siga viviendo.
Y como bien dice el dicho “La esperanza es lo último que se pierde”, el pasado fin de semana un grupo de investigación, resultado de la alianza entre el Centro del Lago Ness y el equipo especializado de voluntarios Loch Ness Exploration, emprendió la mayor búsqueda, en los últimos 50 años, del monstruo del Lago Ness.
Denominado “The Quest”, este gran operativo contó con la participación de 300 personas, quienes realizaron un exhaustivo rastreo a bordo de varias embarcaciones, haciendo uso de drones equipados con cámaras infrarrojas e hidrófonos para detectar sonidos bajo el agua.
Hasta el momento, todo parece indicar que el equipo no logró obtener pruebas concluyentes sobre la existencia del ejemplar; sin embargo, Alan McKenna, líder del proyecto, sostiene que existe buen material para revisar, toda vez que algunos micrófonos grabaron “sonidos extraños”.