Este es el caso del aguja café (Limosa haemastica), un ave costera migratoria que pasa el verano austral en América del Sur, en concreto en Tierra de Fuego y en el archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile. “Esta ave realiza unas migraciones increíbles, recorriendo distancias de hasta diez mil kilómetros, durante siete días a vuelo batido sin parar. Hay muy pocas especies que emprendan estas migraciones tan largas sin escalas. La única parada que efectúan es en la zona central de Estados Unidos para continuar hasta Alaska, su lugar de reproducción”, declara el investigador de la Universidad de Extremadura (UEx), Jorge Sánchez Gutiérrez.
Este investigador junto con un equipo de científicos de la Universidad Austral de Chile y la Universidad de Chile ha estudiado cómo se preparan estas aves ante el desafío de migración de larga distancia. La alta actividad metabólica asociada con los vuelos de resistencia de los pájaros migratorias puede producir grandes cantidades de especies reactivas de oxígeno, radicales libres, que causan daño oxidativo.
Cuando las aves o cualquier ser vivo llevan a cabo un ejercicio intenso y prolongado se producen estos radicales libres que pueden ser perjudiciales si se acumulan en las células, dañando al ADN, los lípidos y las proteínas, según advierte el biólogo de la UEx.
Cómo el ave hace frente al esfuerzo
Los resultados de esta investigación, que han sido publicados en abierto en la revista Scientific Reports, señalan que las aves realizan una auténtica estrategia para hacer frente al coste fisiológico de la migración. La aguja café fue capaz de reducir los niveles de especies reactivas de oxígeno a la vez que aumentaba los antioxidantes para contrarrestar el estrés oxidativo.
Todo indica que hay una preparación antes de comenzar la migración, que se realiza a través de la dieta. La aguja café casi duplica su masa corporal incorporando alimentos ricos en antioxidantes (ácido úrico, entre otros), presentes en los invertebrados marinos disponibles al bajar la marea.
“Medimos parámetros de daño oxidativo y capacidad antioxidante en distintos momentos de la temporada de preparación migratoria antes de embarcarse en el vuelo sin escalas. Combinamos las mediciones del estado oxidativo en sangre y el metabolismo de las enzimas y las grasas, y observamos que las aves analizadas no solo redujeron los niveles de especies reactivas de oxigeno sino que también aumentaban la concentración de antioxidantes a medida que avanzaba la temporada premigratoria, a pesar de aumentar sus tasas metabólicas”, apunta Jorge Sánchez.