A través de los matorrales cubiertos de malezas y bosques lluviosos ricos en helechos de Chile y una franja de Argentina, habita un pequeño felino llamado la güiña.
Con la mitad del tamaño de un gato doméstico, una cola de cepillo y una cara de dibujos animados con rayas negras, la güiña tiene el récord de ser el gato montés más pequeño de América. Su pequeña estatura y su peso de algo menos de 2,7 kilos, combinados con su extrema timidez y oscuridad científica, hacen que la mayoría de las personas ni siquiera sepan acerca de su existencia. Hasta ahora.
Al igual que sucede con la mayoría de las 33 pequeñas especies de gatos monteses del mundo, la güiña, cuyo pelaje manchado varía en tono, de plata a rojizo, es "en gran medida un gato misterioso". "Viven en las sombras”, dice el fotógrafo Joel Sartore, de National Geographic.
Las güiñas son una de las ocho especies de gatos monteses pequeños de América Latina y están más estrechamente relacionados con los ocelotes, una especie más conocida, con un rango mucho mayor de habitantes en las regiones sureñas de Estados Unidos.
Estos felinos se alimentan casi de todo, desde marsupiales, hasta insectos, ranas y aves. Les gustan especialmente los roedores, que abundan en el sotobosque. Son escaladores ágiles, pues trepan rápidamente a los troncos de los árboles para sacar pequeños mamíferos y pájaros carpinteros.