Recientemente, paleontólogos del Museo Real de Ontario (ROM), en Canadá, dirigieron una investigación de gran importancia relacionado a la historia de los primeros organismos mandibulados.
En un artículo para la revista Proceedings B, los autores explican que su objeto de estudio fue un animal marino, al cual asociaron por su extraña forma similar a un “taco”. El artrópodo en cuestión, habitó nuestro planeta durante el periodo Cámbrico, es decir, hace más de 500 millones de años, por lo que habría sido uno de los primeros en desarrollar mandíbulas.
Sin embargo, llegar a tal afirmación tuvo sus dificultades. Y es que desde su descubrimiento, hace casi 100 años, la comunidad científica debatió por mucho tiempo dónde situarlo. No obstante, tras identificar un par de grandes apéndices con bordes dentados cerca de la boca, se concluyó que, efectivamente, dicho espécimen se posiciona como uno de los primeros ejemplares en haber tenido mandíbulas.
Por si fuera poco, el equipo de expertos del ROM hizo un descubrimiento más de enorme relevancia: encontró un intrincado sistema de espinas pequeñas y grandes, luego de analizar alrededor de 30 pares de patas. Lo anterior resulta importante porque esclarece cómo esta criatura capturaba a sus presas, ya que esas porciones de su cuerpo podían entrelazarse y atrapar su alimento, similar a una red de pesca.
Con nuevo conocimiento a su favor, los involucrados señalan que los primeros mandibulados formaban parte de una comunidad de animales de gran tamaño, los cuales podrían haber sido capaces de migrar desde los ecosistemas marinos hacia las capas superiores de la columna de agua.
De ser cierto, explicaría también por qué los primeros mandibulados son catalogados como un “éxito evolutivo”, pues, desde su desplazamiento hacia otras regiones del océano, habrían logrado empezar a poblar ecosistemas más complejos.