Inhalar polvo del desierto incrementa el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares, indica un estudio realizado por científicos en España.
La investigación, liderada por especialistas del Hospital Universitario de Canarias, la Universidad de La Laguna, el CIBER de Enfermedades CardioVasculares (CIBERCV), el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias y la Universidad de Oviedo, advierte que por cada 10 microgramos de polvo del desierto presentes en un metro cúbico, aumenta un 2 por ciento la tasa de mortalidad cardiovascular.
Para llegar a este resultado, los investigadores recopilaron 589 estudios que abordan el tema, de los cuales seleccionaron 15 para analizarlos.
"El polvo del desierto tiene un impacto significativo en la calidad del aire, no sólo en las áreas cercanas a los puntos o regiones de origen, sino sobre áreas hasta algunos miles de kilómetros de distancia", apunta la investigación publicada en el "Journal of Clinical Medicine".
Anualmente, señala la investigación, el polvo del Sahara atraviesa el océano Atlántico y alcanza a diferentes países del mundo, como Estados Unidos y México.
En junio del año pasado, una gran nube de polvo del Sahara ingresó al País a través de la Península de Yucatán. Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), las cantidades de polvo del desierto que ingresaron a México fueron pequeñas y no representan un peligro significativo para la población, aunque algunas personas sensibles pueden manifestar molestias.