Tener un perro como mascota no sólo sirve para tener compañía y vivir momentos alegres, sino que también puede contribuir significativamente a prolongar la vida de sus dueños.
Diversos estudios científicos han examinado los efectos positivos de la convivencia con estos animales domésticos en la salud física y mental. Estos hallazgos sugieren que la interacción con ellos es capaz de reducir el estrés; aumentar la actividad física; y fortalecer el sistema inmunológico, entre otros beneficios.
Asimismo, los trabajos, revisados por la American Heart Association, señalan que la tenencia de mascotas mejora la salud cardiovascular de los propietarios.
Pese a que cuidar un ejemplar no debe ser vista como una solución única para la prevención de enfermedades, sí que puede representar una valiosa parte de un enfoque integral de salud.
En cuanto al cerebro, las mismas investigaciones sostienen que adoptar un canino significa aumentar la felicidad. Y es que estos seres de cuatro patas proporcionan compañía y amor incondicional, lo cual reduce la sensación de soledad y depresión.
Aunado a ello, la interacción con un perro puede aumentar los niveles de oxitocina y dopamina, neurotransmisores asociados con el bienestar y la felicidad. Además, el simple acto de acariciarlos disminuye el estrés y la ansiedad.
Con base en lo anterior mencionado, los estudios concluyen que la interacción con estos animales mejora tanto la salud física como mental, promoviendo una vida más larga y saludable.