El pasado domingo 2 de abril se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una fecha creada para visibilizar a las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) y contribuir a promover el ejercicio efectivo de sus derechos.
Sin embargo, lo que muchos desconocen es que este padecimiento no es exclusivo de nosotros los seres humanos, pues hay otros seres vivos que pueden vivir con dicha condición.
Un ejemplo pueden ser los perros, a los cuales es importante diagnosticar debido a la cercanía que tienen con gran parte de la población mundial.
A pesar de que el autismo en canes, también conocido como síndrome de privación sensorial, resulta poco común, ningún ejemplar está exento de él, sobretodo si comienza a tener comportamientos repetitivos, como perseguir su cola o una fijación de masticar ciertos objetos.
De igual manera, éste podría revelarse ante una falta de interacción social con otros perros o los mismas personas, y una mayor sensibilidad a factores como el ruido y la luz.
Ante esta situación, lo mejor siempre será buscar la opinión de un veterinario o un especialista en comportamiento animal, quienes ofrecerán un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento, el cual puede incluir terapia conductual y mayor estimulación sensorial a fin de desarrollar habilidades sociales y de comunicación.