Al adoptar una mascota, se suele pensar que su bienestar depende únicamente de una buena dieta, visitas periódicas al veterinario y una rutina activa; sin embargo, lo que muchos dueños desconocen es que existe un enemigo oculto capaz de causar molestos problemas: el biofilm.
Este conjunto microscópico de bacterias y otros microorganismos se adhiere a superficies como los dientes, comederos y bebederos sin limpieza diaria. Una vez ahí, crea un entorno ideal para el desarrollo de enfermedades gastrointestinales o respiratorias.
La matriz del biofilm está compuesta por agua, carbohidratos, proteínas, ácidos nucleicos y lípidos, cuya maduración ocurre durante un lapso de 24 horas y pueden aparecer en colores como rojo, rosa, verde, amarillo, morado, naranja o marrón, pero también podría ser transparente. Su olor es desagrable y repele a los animales de compañía.
En caso de que las mascotas entren en contacto o ingieran biofilm, éste puede causar o controlar la inflamación en el lugar donde se forman; ayudar a que las bacterias entren en las células del cuerpo; dificultar la cicatrización de heridas; y empeorar ciertos padecimientos.
Por si fuera poco, protege a las bacterias durante un buen periodo de tiempo, pues una capa ya formada puede ser utilizada por otros microbios para esconderse del sistema inmunitario y así evitar ser eliminados.
Según los veterinarios, algunas recomendaciones para hacerle frente a esta situación son:
- Lavar los recipientes de agua y comida, al menos, una vez al día
- Lavar los juguetes
- Limitar el acceso de los ejemplares a la cocina y dormitorio
- Evitar el acercamiento al excremento de otros animales
- Desparasitación
- Tener todas las vacunas