¿Qué pensarías al ver a un felino de casi un metro de largo y 6 kilos de peso, con manchas similares a las de un leopardo, paseando tranquilamente en un parque?
Hace unos días, una organización llamada Patitas de la Calle recibió una llamada anónima de alguien que aseguraba haber visto a un leopardo en el parque Fray Andrés de Olmos, en Tampico, Tamaulipas. Ante la sorpresa provocada por esta denuncia y la duda de que en verdad pudiera tratarse de un animal de esta especie, personal de la organización acudió al lugar, donde hallaron a un “gatote” muy asustado debajo de una banca, intentando esconderse.
Por fortuna, aquel ejemplar no era un leopardo, sino un gato bengalí, un minino fruto de la cruza de un gato leopardo asiático y un gato doméstico, que tiende a parecerse mucho a felinos exóticos como leopardos u ocelotes.
A través de sus redes sociales, la fundadora de Patitas de la Calle, América Sandoval, explicó que el gatuno rescatado se encontraba en malas condiciones de salud, con una fuerte infección en los ojos, dermatitis en el cuerpo y mostraba signos de desnutrición.
Días después de su rescate, el gato fue sometido a análisis de laboratorio y a una prueba de hemoparásitos en la sangre para descartar cualquier enfermedad grave; además, el felino fue castrado para evitar que un posible adoptante pueda lucrar con él en el futuro.
Por el momento, el gato bengalí, que fue bautizado como “Andrés” por los miembros de la organización, ya se encuentra mejor y dispuesto a ser adoptado.