A algunos funcionarios no se le quita la manía de tratar de evadir a los reporteros. Con esta estrategia, ellos y su equipo creen que se “salvan” de cuestionamientos incómodos, pero sólo evidencian su poco tacto.
Nadie niega la necesidad de hacer rendir los recursos, sin embargo, confiar en el pueblo bueno y dejar los vehículos de resguardo en las calles suena a broma de mal gusto.