Ante el ritmo vertiginoso de extinción de especies que se vive actualmente, un grupo de científicos, conformado por diversos centros de Estados Unidos, propuso el almacenamiento de biodiversidad en la Luna, donde las gélidas temperaturas permitirían su conservación sin la necesidad de un suministro eléctrico ni la intervención humana.
La iniciativa, publicada en un artículo de la revista BioScience, planeta la creación de un biobanco de células animales y vegetales, cuya instalación sea lo más pasiva y duradera posible.
“Elegimos la Luna porque sus temperaturas frías, especialmente en las regiones cerca de sus Polos que están por debajo de 196 grados Celsius, permitirían el almacenamiento a largo plazo de las células sin ningún tipo de ayuda humana”, señaló en la nota una de las investigadoras principales, Mary Hagedorn.
Otras ventajas clave, menciona la también miembro del Instituto Smithsonian de Biología de la Conservación, es proteger las muestras frente a las catástrofes naturales de la Tierra, el cambio climático e incluso los conflictos geopolíticos.
En ese sentido, los autores aseguran que ya han comenzado a desarrollar protocolos de crioconservación para las muestras animales y vegetales. En el caso de los primeros, fue a través de fibroblastos de la piel, un tipo de células que contribuye a la formación de tejido conectivo, que soporta y conecta otros tejidos u órganos del cuerpo.
Pese a todo lo anterior mencionado, Hagedorn y el resto de expertos reconocen que el proyecto que plantean es magno y requerirá de décadas para completarse; no obstante, la amenaza que supone la pérdida de especies y ecosistemas completos requiere de este tipo de soluciones.
“Las tasas de extinción están creciendo a un ritmo más acelerado que la capacidad de salvar especies. Debemos actuar en todos los frentes y abordar iniciativas como el biobanco lunar”, concluyó.