Seis años consecutivos de sequía y las olas de calor han agravado la crisis hídrica este verano en Marruecos, cuyo gobierno intentará hacerle frente instalando “autopistas de agua” y plantas desalinizadoras, a fin de garantizar agua potable y la reutilización de aguas residuales tratadas para el riego de zonas verdes.
De igual manera, las autoridades marroquíes multiplicarán las medidas de ahorro de agua mediante campañas de concienciación, cierre de baños públicos y servicios de lavado de coches al menos tres días a la semana en varias regiones. Además, se prohibió llenar piscinas públicas y pirvadas más de una vez al año.
A lo anterior se le suman un total de 9 desaladoras con una capacidad global de 202 millones de metros cúbicos anuales, muchas de ellas funcionando con energía renovable.
Según datos oficiales, la falta de lluvias y el aumento de temperatura han dejado los embalses de Marruecos casi al límite, registrando una tasa de llenado de 28%. Esta situación ha afectado gravemente la agricultura, sector clave en el país africano, así como la disponibilidad de agua potable en zonas rurales y urbanas.