La combinación de la pandemia por el Covid-19 y la crisis climática que se vive desde hace ya varios años afectaron gravemente a los sectores más vulnerables del mundo, los cuales han pagado “el precio más alto”, advirtió el presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja (IFRC), Francesco Rocca.
Mediante el informe titulado “El Impacto Combinado de los Fenómenos Meteorológicos Extremos y Covid-19”, Rocca reveló que desde el comienzo de la pandemia, ocurrido entre marzo del 2020 y agosto del presente año, problemas relacionados con el clima han afectado directamente la vida de, al menos, 139,2 millones de personas, además de ocasionarle la muerte a miles de ellas mediante estos eventos catastróficos.
“La situación humanitaria está empeorando día con día, está golpeando a todos, pero las personas más vulnerables están pagando el precio más alto”, señala el mandatario.
Asimismo, destaca que dicha situación ha creado una necesidad de ayuda humanitaria “sin precedentes” y advierte que los países deben comprometerse a atander ambas crisis de manera simultánea, esto ante la proximidad de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26).
“Durante el periodo previo a la COP26, invitamos a los líderes mundiales a tomar medidas inmediatas, no solo para reducir las emisiones de gases del efecto invernadero, sino también para abordar los impactos humanitarios existentes e inminentes del cambio climático”, insiste Rocca.
Un ejemplo claro relacionado con estas problemáticas es Afganistán, un país en el que la sequía extrema ha paralizado casi por completo la producción de alimentos agrícolas y disminuido el ganado, dejando a millones de habitantes hambrientos y desnutridos.
Otro caso, ahora en Centroamérica, es el de Honduras, el cual ha sido azotado por los huracanes Eta e Iota. Y es que responder a tal situación durante la pandemia ha significado desafíos adicionales, ya que miles de personas quedaron mucho tiempo sin protección en albergues temporales debido a las medidas sanitarios para evitar contagios.
“El gasto masivo en la recuperación del nuevo coronavirus demuestra que los gobiernos pueden actuar de manera rápida y drástica frente a cualquier amenaza global. Es hora de convertir las palabras en hechos y dedicar la misma energía en la lucha contra la crisis climática”, finaliza.