En días pasados, la ciudad estadounidense de Phoenix, Arizona, anunció una nueva estrategia para luchar contra el calentamiento global.
Se trata de cubrir las calles con un pavimento frío o “asfalto gris”, al mismo tiempo de aumentar la cantidad de árboles en la urbe.
Y es que desde hace unos dos años, algunas calles de Phoenix se han cubierto con este pavimento, el cual absorbe menos calor gracias a los materiales con el que está hecho, entre los que se encuentran asfalto, agua, emulsionante, cargas minerales y polímeros.
Pero ahora, la meta es aplicar esta mezcla en un total de 73 millas (117 kilómetros) de calzada, mismas que beneficiarán a poco más de 1.6 millones de habitantes, trabajadores y mascotas.
“Los primeros resultados que hemos tenido son muy prometedores, ya que el pavimento frío ofrece una reducción de entre 10 y 12 grados en las temperaturas de la superficie de la carretera”, señaló Kate Gallego, alcaldesa de la ciudad.
Sin embargo, la demócrata explicó que el pavimento frío es una acción esencial, pero no la única, de los esfuerzos para mitigar la crisis climática y su impacto en las comunidades.
“Además del pavimento frío, se están plantando más árboles y otro tipo de vegetación nativa del desierto que no requiera tanta agua para sobrevivir. Con este tipo de iniciativas, nuestro objetivo es convertir Phoenix en el desierto más sostenible del mundo”, concluyó Gallego.