Con la llegada de los vehículos automóviles, el transporte a caballo empezó su declive a principios del siglo XX; sin embargo, recuperar este tipo de medio de transporte aportaría beneficios ambientales, además de turísticos, y evitaría que este animal terminara en la lista roja de especies en peligro de extinción.
Así lo ha asegurado un grupo de ambientalistas liderado por la ingeniera técnico agrícola Nuria Gil, quien pertenece al estudio Agroamsa y se lamenta de que el caballo “cada día se utilice menos”, a pesar de que en distintos países del mundo, como España, cuentan con una gran cantidad de ejemplares.
Según la experta, los caballos ayudarían a reducir, por lo menos, el 25% de emisiones de gases de efecto invernadero, los cuales, según el Ministerio de Transición Ecológica, provienen del sector de transporte.
“Si bien su uso no parece muy viable en las ciudad porque es muy complicado mantener dentro de una urbe las instalaciones e infraestructura necesarias, los caballos podrían ser excelentes medios en el mundo rural. De hecho, en algunos pueblos ya circulan sin ningún problema”, explica Gil.
En ese sentido, los veterinarios explican que estos mamíferos no son capaces de emprender viajes con largas distancias, a no ser que el animal sea sometido a un entrenamiento de al menos cinco años.
De igual manera, añaden que un caballo promedio es capaz de recorrer entre 15 y 25 kilómetros diarios en velocidad promedio, durante trayectos de entre 6 y 8 horas.