Las serpientes marinas tienen uno de los venenos más potentes y suelen encontrarse en las aguas tropicales de los océanos Índico y Pacífico, en aguas poco profundas de los arrecifes de coral y los estuarios de los ríos. Sin embargo, alguna vez se las ha observado a gran profundidad, concretamente a 133 metros.
Ahora, un estudio, publicado en la revista Austral Ecology y liderado por la Universidad de Adelaida en Australia, revela que se han captado imágenes frente a la costa de Kimberley al noroeste de Australia de dos individuos de la misma especie a 245 y 239 metros de profundidad, respectivamente, y una temperatura de unos 14,5 ºC.
“Se pensaba que las serpientes marinas solo buceaban entre un máximo de 50 a 100 metros porque necesitan volver regularmente a la superficie del mar para respirar, por lo que nos sorprendió mucho encontrarlas a tanta profundidad”, indica Jenna Crowe-Riddell, autora principal del trabajo y científica en la Facultad de Ciencias Biológicas de la universidad australiana.
Estos reptiles están tan adaptados al medio marino que algunas especies son incapaces de desplazarse sobre el suelo. Pero a diferencia de los peces, estas serpientes marinas no tienen branquias y tienen que subir frecuentemente a la superficie para respirar, aunque pueden aguantar varias horas bajo el agua.
Los dos ejemplares fueron observados en 2014 y 2017 por un robot submarino no tribulado (ROV) de la petrolera japonesa Inpex que opera en Australia y que facilitó las imágenes a los científicos. Las serpientes nadaban a profundidades oceánicas que abarcan la zona mesopelágica a más de 200 metros, a veces llamada zona crepuscular oceánica, porque solo una pequeña cantidad de luz alcanza esa profundidad.
¿Por qué nadan a tanta profundidad?
“Hace mucho tiempo que sabemos que las serpientes marinas pueden superar el síndrome de descompresión mediante el intercambio de gases a través de su piel”, explica Crowe-Riddell. “Pero nunca sospeché que esta habilidad pudiera permitirles bucear en hábitats de aguas profundas”, añade.
Estas inmersiones que baten récords plantean nuevas preguntas sobre la ecología y biología de las serpientes marinas. “En algunas de las imágenes, la serpiente está buscando comida asomando su cabeza en las madrigueras en el fondo marino arenoso, pero no sabemos qué tipo de pescado están comiendo ni cómo los percibe en la oscuridad”, recalca la investigadora.
Hasta ahora las observaciones de las serpientes marinas se habían limitado a hábitats de aguas poco profundas, fáciles de evaluar. “Pero esto demuestra lo que se puede lograr a través de la colaboración entre la industria y la universidad”, dice Kate Sanders, investigadora en la universidad australiana.
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