Muchos animales, desde insectos hasta elefantes, han desarrollado orejas grandes como una forma de adaptación a los ambientes calurososo como estrategia para encontrar comida.
El elefante africano tiene las orejas más grandes de todos los animales vivos. Estos apéndices flexibles le ayudan a disipar el calor a través de los numerosos vasos sanguíneos que se encuentran en sus orejas.
Los elefantes asiáticos viven en la masa forestal de la selva tropical, un área más sombría y fría, y por lo tanto tienen orejas más pequeñas.
Pero las orejas grandes no son solo eso.
Con ellas, ambas especies de elefantes pueden detectar vibraciones subterráneas a través de sus pies, lo que les permite detectar el sonido de animales en estampida a kilómetros de distancia, y saber que los depredadores están cerca.
Jerbos
Existen 33 especies de este roedor saltarín, nativo de los desiertos del sur de Mongolia y el noroeste de China.
El miembro de la familia que tiene las proporciones más extrañas es el jerbo de orejas largas, filmado por primera vez en su hábitat natural en 2007, durante una expedición al Gobi llevada a cabo por la Zoological Society of London.
En relación con su tamaño, este animal tiene las orejas más grandes del reino animal. Las orejas miden casi lo mismo que su cuerpo.
Al igual que el elefante y muchas otras especies, estas orejas gigantes le permiten lidiar con el calor, una adaptación vital en altas temperaturas.
Murciélagos
Algunos murciélagos, como el murciélago moteado, tienen orejas enormes que pueden detectar los sonidos más leves, incluso "los pasos de los insectos", según indicó Gerald Carter, un ecologista del comportamiento de la Ohio State University.
Las orejas grandes en realidad tienen poco que ver con la ecolocación, el sonar incorporado del murciélago que emite ondas sonoras y detecta el eco que rebota en una parte de la presa, como una polilla.
La mayoría de las ecolocalizaciones tienen una frecuencia muy alta, y las orejas grandes amplifican más los sonidos de baja frecuencia, como el movimiento suave de las presas, indica Aaron Corcoran, explorador de National Geographic y profesor asistente de investigación en la Wake Forest University.
Corcoran señala que entre los mejores ecolocadores, se encuentran el murciélago de orejas grandes de Townsend, con orejas enormes, y el barbastelle occidental, que tiene orejas de un tamaño mediano.
Liebre norteamericana
Hay seis especies de liebre norteamericana en la parte occidental de Estados Unidos, y algunas especies tienen orejas de hasta 18 cm de largo, aproximadamente un tercio de su tamaño corporal.
Andrew Smith, profesor emérito de biología de la conservación de la Arizona State University, ha comentado via correo electrónico que Mark Twain es quien mejor describe las enormes orejas de la liebre norteamericana.
En Roughing It, el autor indica que este habitante del desierto tiene "las orejas más ridículas que jamás se hayan visto sobre cualquier criatura que no sea un burro".
¿Por qué tiene esas orejas tan graciosas? Sí, exacto, para combatir el calor.
Caracales
El caracal, un gato montés de patas largas, habita el área desde África hasta la India y es conocido por sus orejas grandes y sofisticadas que le permiten ubicar presas en pastos altos.
Mientras caza, el depredador mueve sus orejas como si fuera una antena de radio, atento a las criaturas que andan debajo de sus patas. Los canales de sus orejas pueden captar el sonido y ponerlo en aviso.
El serval, otro pequeño gato salvaje africano, tiene orejas enormes y poderosas que pueden detectar roedores que se escabullen debajo de la tierra.
Zorros
Al zorro de orejas de murciélago del este y sur de África le agradan los insectos: las termitas constituyen el 75 por ciento de su dieta. Así que no es sorprendente que sus orejas gigantes sean capaces de oír colonias de termitas moviéndose debajo de la tierra.
Las enormes orejas de los zorros Fennec le ayudan a controlar el calor de su hábitat en el norte de África y les permiten oír a los insectos que se esconden en la arena.
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