Efraín Juárez llegó al Atlético Nacional respaldado por un historial brillante. Fue campeón del mundo Sub-17, mundialista en Sudáfrica 2010 y tuvo experiencias significativas en equipos como Celtic y América. Como auxiliar técnico, ganó un título en la MLS y trabajó en clubes europeos, lo que lo perfilaba como el hombre indicado para liderar al equipo verdolaga.
Los resultados iniciales validaron su llegada. Juárez demostró un estilo apasionado y efectivo que revitalizó al Atlético Nacional. Sin embargo, su carrera en Colombia dio un giro brusco en la semifinal de la Copa Colombia 2024, donde un gesto hacia la afición rival provocó una invasión de cancha que casi terminó en tragedia.
La Federación Colombiana de Fútbol lo sancionó con hasta cinco años de suspensión y una multa millonaria. El club, considerándolo un castigo excesivo, apeló la decisión, pero Juárez continuó acumulando polémicas. En un reciente encuentro contra Santa Fe, fue expulsado por una celebración intensa, y su gesto de protesta simulando estar esposado generó críticas y defensas por igual.
Mientras algunos destacan su efusividad como muestra de carácter, otros señalan que ha cruzado límites que un técnico debe respetar. Su figura polariza tanto a la afición como a los analistas, poniendo en jaque su futuro en el fútbol colombiano.