La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Agencia Espacial Europea (ESA) tienen claro que la Luna es el siguiente gran destino de sus exploraciones espaciales, por lo que tendrán que recurrir a toda clase de recursos.
En ese sentido, recientemente anunciaron que se encuentra en desarrollo L.E.A.P (Legged Exploration of the Aristarchus Plateau, por sus siglas en inglés), un perro-robot que tendrá como misión explorar la región Aristarchus de nuestro satélite natural.
Con un peso aproximado de 50 kilogramos, este canino mecánico llevará consigo sensores multiespectrales y un radar para ver debajo del suelo, así como espectrómetros que evaluarán la composición de las rocas cercanas.
Según el comunicado oficial, el traslado de L.E.A.P hacia la Luna estará cargo de la European Large Logistics Lander (EL3), una nave propiedad de la ESA capaz de trasladar cargas y experimentos a la superficie lunar. Mientras que su primera misión tendría lugar a finales de esta misma década.
“Con él (perro-robot), podemos investigar aquellas características clave para estudiar la historia geológica y la evolución de la Luna, como los eyectas alrededor de los cráteres; los lugares de impacto recientes; y los tubos de lava colapsados, donde el material pudo no haber sido alterado por la meteorización espacial y otros procesos”, señaló Patrick Bambach, ingeniero alemán y miembro del proyecto.
Una vez terminado, L.E.A.P se unirá a otros dispositivos de exploración espacial contemporáneos, como es el caso del rover Curiosity, que en la actualidad explora la superficie de Marte.