Hoy en día, prácticamente todos los teléfonos inteligentes de gama alta son compatibles con la carga inalámbrica, la cual consiste en que los usuarios sólo tienen que colocar su equipo sobre una superficie compatible para que estos se carguen sin necesidad de conectarlos por medio de un cable.
No obstante, y a pesar de lo cómodo que pueda resultar, existen algunas desventajas acerca de esta tecnología.
“Colocar el teléfono sobre un dispositivo de carga en lugar de enchufarlo puede tener un costo ambiental sorprendentemente alto”, asegura un estudio del portal web de tecnología OneZero, acerca de que la carga inalámbrica es drásticamente menos eficiente que la carga con cable.
A pesar de que lo anterior podría parecer un dato menor, compañías como Apple planean dejar de incluir el cargador de cable en sus próximos modelos de iPhone, lo que requeriría de la construcción de docenas de nuevas plantas de energía en todo el mundo.
Por otro lado, esta misma investigación señala que los cargadores inalámbricos desperdician corriente eléctrica: “Los cargadores inalámbricos se vuelven aún menos eficientes cuando los teléfonos no están alineados correctamente a un sistema de carga, un problema sorprendentemente común”, advierte el portal.
De acuerdo con algunos resultados de experimentos derivados de dicha investigación, una carga inalámbrica al 100% utiliza alrededor de 47% más de energía que la provista por un cable normal.
Finalmente, OneZero hace énfasis en que, aunque el mayor consumo de energía por parte de los cargadores inalámbricos no signifique un incremento significativo en la factura de la luz de los usuarios, “si de repente los más de tres mil millones de smartphones que están en uso toman un 50% más de energía para cargar, se suma una gran cantidad. En resumidas cuentas, este es un problema de toda la sociedad, más que un problema personal”.