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Publicado en CURIOSIDADES

¿Por qué nos tocamos la cara constantemente?

Miércoles, 29 Abril 2020 22:10 Escrito por 

Tocarse la cara es un comportamiento demasiado frecuente en los humanos, y en todos los primates en general. Las personas nos llevamos las manos al rostro, en promedio, 23 veces por hora, y aproximadamente siete de esos toques se dirigen específicamente a las fosas nasales.

Pero esta actitud no responde solo a una mera costumbre.

Dejar de tocarnos la cara sería equivalente a renunciar a uno de nuestros instintos, y que tendría su explicación evolutiva, según un estudio recién publicado por el Departamento de Neurobiología del Instituto de Ciencia Weizmann, Israel. Tocarnos el rostro podría estar relacionado con la tendencia de los humanos a olernos a nosotros mismos.

La tendencia de autoolfateo es claramente evidente en el comportamiento estereotípico de mamíferos terrestres: roedores, caninos y felinos a menudo se huelen a sí mismos o sus propias secreciones corporales.

Todos los primates se tocan la cara con mucha frecuencia. En observaciones hechas en 20 minutos, gorilas, chimpancés y orangutanes se tocaron la cara un promedio de 19,87, 24,2 y 12,12 veces respectivamente, es decir, aproximadamente una vez por minuto. La hipótesis de los investigadores es que la tendencia de los primates a tocarse la cara se corresponde con esta tendencia observada en otros mamíferos de autoexploración olfativa: “Los humanos no se huelen a sí mismos como lo hacen los ratones, gatos o perros. Sin embargo, si nos abstraemos para contemplar el comportamiento humano sin sesgos, de hecho, veríamos un animal que a menudo se huele a sí mismo”, explican los investigadores.

El citado estudio que observó a los primates, también incluyó a humanos. Durante una observación de 20 minutos, 18 participantes (sin saber que estaban siendo observados) se tocaron la cara un promedio de 13,33 veces, es decir, a una velocidad similar a la de los orangutanes.

La frecuencia de toqueteos varía ligeramente; depende de la actividad que se esté realizando, y también de si los participantes del estudio se saben observados o no, pero no deja de ser un comportamiento muy habitual. Por ejemplo, un estudio filmó a 10 participantes, cada uno de ellos observado individualmente durante un período de tres horas, realizando tareas de oficina. A pesar de saber que estaban siendo observados, lo que podría haber aumentado la autoconciencia y minimizado el contacto personal; sin embargo, se llevaron la mano a la cara aproximadamente 16 veces por hora.

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