Todos sabemos que reímos cuando estamos felices, pero eso no es necesariamente cierto. Reímos por muchas razones, porque desde hace millones de años la risa nos sirve para comunicarnos con nuestros semejantes. Te sorprendería saber que los mismos mecanismos que se activan en el cuerpo para hablar, se usan también para reír.
La risa es un lenguaje en sí misma. Una risa nerviosa o una carcajada franca son dos parámetros completamente distintos de nuestro ser y envían dos mensajes completamente diferentes, aunque ambas sean risas.
Pero entre risa y risa, hay algo que pasamos por alto y que, casualmente, es lo primero que mostramos al reír: los dientes.
¿Por qué mostramos los dientes al reír?
La verdad es que los científicos no se han puesto del todo de acuerdo porque la risa, al igual que el llanto, es un acto involuntario para la mayoría de las personas.
A mediados del siglo XIX, los científicos comenzaron a preguntarse el por qué de la risa. Uno de los primeros en investigar sobre esto fue el neurólogo francés Duchenne de Boulogne. Él descubrió que existen 60 expresiones faciales que involucran diferentes grupos musculares y que la expresión de la felicidad no estaba formada sólo por la mueca que hacemos con la boca, sino que se involucra también a los ojos (esos espejos del alma).
De hecho, los humanos son uno de los pocos primates que muestran los dientes al sonreír, y esto, para nosotros, significa que todo está bien. Con nuestros parientes bonobos, enseñar los dientes es sinónimo de miedo; es su forma de decir “ya valió, hasta aquí llegué”. En otros casos, como el de los Gorilas, sonríen mostrando los dientes cuando están jugando “rudo” con sus congéneres para señalar que quieren jugar por más tiempo; es decir, a pesar de la rudeza, los gorilas enseñan sus dientes para demostrar que no usarán sus afiladas dentaduras en contra de sus adversarios, con tal de seguir pasándolo bien.
Científicos como la doctora Bridget Waller, de la Universidad de Plymouth, Inglaterra, creen que esta podría ser la base de la carcajada humana, pues al reír mostramos los dientes para demostrar que somos peligrosos, pero que todo está bien. Una curiosidad que también nos emparenta con los gorilas es que ellos muestran la fila de dientes superiores en señal de sumisión no conflictiva. De igual forma, entre los humanos “puede usarse como señal de sumisión, por ejemplo, si nos cruzamos al jefe en el pasillo”, explica la doctora Waller.
Lo cierto es que la risa es una de las más claras muestras de la evolución humana. Somos capaces de reírnos porque en algún momento logramos ponernos en dos patas y eso liberó nuestro tórax de todo ese peso que teníamos como cuadrúpedos y nos permitió respirar de una forma diferente; más libre. Pero si la naturaleza nos liberó para reírnos, la sociedad nos condena para no hacerlo. En el siglo XVII, en Europa era considerado de mal gusto reírse enseñando los dientes. Sólo los naturales y gente pobre se reían de esa forma. Esa costumbre sigue muy arraigada en algunas partes del mundo hasta nuestros días. Los ricos y la gente "bien" no ríen con libertad.
Para muchas culturas, enseñar los dientes al reír es sinónimo de buena salud y confianza, algo no tan errado, dado que se ha demostrado que la risa mejora la respiración, ayuda a despejar la nariz, el oído y se lubrican nuestros ojos por las lágrimas que salen cuando lanzamos una buena carcajada. Purifica, pues la carcajada produce vibraciones en la cabeza que despejan la nariz y el oído; las lágrimas lubrican y limpian los ojos. Quita el dolor y cura otros malestares: si quieres ser feliz, métete un dedo en la nariz; si quieres ser feliz otro poco, métete dos y sácate un moco.
Reír mostrando los dientes es nuestra forma de comunicarnos con el mundo desde tiempos ancestrales, así que ríe libre, hazlo por la evolución.