La salsa Valentina, un ingrediente básico para la mayoría de las botanas y platillos mexicanos, nació en 1950, y el origen de su nombre se debe a la figura de una mujer: la revolucionaria Valentina Ramírez Avitia, quien, con tan sólo 17 años, se sumó a las tropas maderistas.
Valentina llegó a alcanzar el grado de teniente, vestida como hombre; fue conocida como el teniente Juan Ramírez, y expulsada de las filas de la revolución, luego de que un compañero descubriera accidentalmente sus trenzas. De nada sirvieron sus incontables prácticas imitando los movimientos masculinos que hacían sus hermanos al sentarse, saludar, montar a caballo y hablar.
Sin embargo, para entonces, su tenacidad era tan evidente que la gente comenzó a llamarla "La leona de Norotal". Varias décadas después, Manuel Maciel Méndez, fundador del Grupo Tamazula, creó la popular salsa botanera y decidió llamarla Valentina en su honor.
"El nombre se lo debe al personaje de la Revolución Mexicana; una mujer brava, la Valentina. Se la veía portando una carabina 30-30, cartucheras cruzadas en el pecho y un gran sombrero de palma con el que ocultaba sus trenzas", explica el propietario de la compañía ubicada en Guadalajara, Jalisco; quien, además, es responsable de las salsas Tamazula y Costa Brava, todas elaboradas a partir de recetas familiares.