Desde casi cualquier rincón del planeta se pueden observar los diversos puntos luminosos que componen el firmamento por la noche. Aunque todos parezcan estrellas, por lo brillantes que se ven algunos, a simple vista también se pueden observar los planetas más cercanos, meteoritos que cruzan la atmósfera o satélites artificiales.
Es precisamente un prototipo de satélite el que muchas veces se lleva la atención de las personas sin que estas sepan lo que están mirando. Una campaña de observación del satélite BlueWalker 3, que fue lanzado hace un año por AST SpaceMobile, ha descubierto que el objeto es el más brillante observado desde la Tierra. Más que incluso las propias estrellas.
El conjunto de antenas que componen el BlueWalker 3 hace que mida casi 200 metros cuadrados, convirtiéndole en el mayor satélite comercial en órbita terrestre baja, que se transforma en lo más brillante del cielo cuando refleja la luz solar.
"Estos resultados demuestran una tendencia continuada hacia satélites comerciales más grandes y más brillantes, lo que resulta especialmente preocupante dados los planes de lanzar muchos más en los próximos años", ha afirmado Siegfried Eggl, uno de los coautores del estudio.
Los hallazgos han sido publicados en la revista Nature. Suponen un punto de inflexión en la evolución tecnológica que preocupa a los astrónomos. La masificación de satélites en la órbita baja terrestre, no solo amenaza con alterar la visión del cielo, sino que puede afectar directamente en la investigación astronómica.
"Aunque estos satélites pueden contribuir a mejorar las comunicaciones, es imperativo que sus interrupciones de las observaciones científicas se reduzcan al mínimo", ha comentado Eggl en relación a las intenciones de AST SpaceMobile de desplegar una flota de aproximadamente 100 satélites más.
No es la única empresa en lanzar sus satélites al espacio. SpaceX ha estado en el punto de mira desde que lanzó sus primeros satélites Starlink por el impacto que estos podían tener en el cielo nocturno. La compañía ha recubierto sus satélites para reducir la cantidad de luz reflejada con un éxito limitado.
Las estaciones de observación buscan ahora la manera de sortear estas constelaciones artificiales. Sin embargo, la visibilidad no es el único problema latente, sino que esos mismos satélites también amenazan con interferir en la radioastronomía al emitir "radiación electromagnética involuntaria”.
Fuente: businessinsider.es