Dinamarca y Suecia son dos países separados por el mar Báltico, y están unidos por un puente que va desde la capital danesa, Copenhague, hasta la ciudad sueca de Malmö. Pero no se trata de un puente cualquiera, sino de toda una maravilla de la ingeniería, un híbrido que es mitad puente y mitad túnel que deja con la boca abierta a quien lo ve.
La decisión de crear una obra tan peculiar se tomó por un cúmulo de circunstancias. Hacer un túnel para los 16 kilómetros que separan ambas ciudades hubiera sido muy caro, y hacer un único puente también tenía sus contraprestaciones. Por lo tanto, no fue ni lo uno ni lo otro, sino ambas cosas a la vez. Un túnel - isla - puente que consigue un efecto espectacular cuando partimos desde la costa sueca, ya que parece un puente engullido por el mar.
El túnel en sí tiene una longitud de 4.050 metros, y parte de la zona danesa hasta llegar a la península artificial de Kastrup. Ahí sale a la superficie y toma el relevo un puente de 7.845 metros. Se trata de hecho del puente mixto (para vehículos y ferrocarril) más largo de Europa, cuyo pilar más alto mide 204 metros, cuenta con tres tramos, y pesa un total de 82.000 toneladas.
Una única solución ingeniosa para varios problemas
El puente está situado en un lugar estratégico, en el estrecho de Öresund. Está en una lengua de mar entre Dinamarca y Suecia, donde el mar Báltico se conecta con el Mar del Norte y el resto del Océano Atlántico. Se trata además de uno de los puntos donde ambos países se encuentran más cerca el uno del otro.
Dio la casualidad de que a finales del siglo pasado las ciudades de Copenhague y Malmö tenían necesidades complementarias. La capital danesa tenía viviendas con unos precios asequibles, mientras que la sueca tenía más puesto de trabajo. Esto, unido a la apertura de fronteras de Europa, hizo que los gobiernos de ambos países decidieran comunicarlas para no depender únicamente del servicio de ferry.
El proyecto comenzó en 1991, y se alargó durante nueve años hasta que se abrió al público en el año 2000. Los segmentos del túnel fueron remolcados desde el lugar de fabricación y colocados mediante tecnología GPS, para después ser sumergidos y colocados sobre una base nivelada en el fondo del mar previamente preparado.
Las torres centrales del puente fueron colocadas por la grúa flotante más grande del mundo, y están diseñadas para que el puente no se destruya ni aunque un avión choque con ellas. El puente lo componen dos tramos conectados por un tercero central atirantado. El vano de este, el espacio entre dos vigas consecutivas, es uno de los más largos del mundo con 490 metros. En este punto el puente se eleva 57 metros sobre el nivel del mar, siendo aguantado por pilares de hasta 204 metros de altura.
El resultado final fue un puente-túnel que ha producido a nivel europeo un impacto incluso mayor al del Eurotúnel entre Francia e Inglaterra. Y es que con él se consiguió unir Suecia y Finlandia con el resto de Europa, ya que ambos países estaban incomunicados por tren y carretera hasta entonces.
Pero más allá de su importancia estratégica, también nos dejó una obra de gran belleza estética que consigue un fascinante resultado cuando se está conduciendo por ella. Aunque ya lleva más de una década abierto, sigue sorprendiendo el efecto de túnel que se sumerge en el mar que consigue cuando se ve desde cierta distancia.
Fuente: xataka