Un estudio dirigido por la Universidad de Rutgers ha arrojado nueva información sobre el importante fenómeno por el que algunas rocas se oxidaron y adquirieron un color rojizo en el Triásico Tardío. "Todo el color rojo que vemos en las rocas de Nueva Jersey y en el suroeste de Estados Unidos se debe al mineral natural hematita", explica en un comunicado el autor principal Christopher J. Lepre, profesor asistente en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Escuela de Artes y Ciencias en la Universidad Rutgers-New Brunswick.
Asimismo agregó: "Hasta donde sabemos, solo hay unos pocos lugares donde este fenómeno de hematita roja está muy extendido: uno son los 'lechos rojos' geológicos en la Tierra y otro es la superficie de Marte... Nuestro estudio da un paso significativo hacia la comprensión de cómo es el tiempo que tarda en formarse el enrojecimiento, las reacciones químicas implicadas y el papel que desempeña la hematita".
La investigación de Lepre y un científico de la Universidad de Columbia, publicada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', desafía el pensamiento convencional de que la hematita tiene un uso limitado para interpretar el pasado antiguo porque es un producto de cambios químicos naturales que ocurrieron mucho después de que los lechos se depositaron inicialmente.
Lepre ha demostrado que las concentraciones de hematita siguen fielmente 14.5 millones de años de lluvias monzónicas del Triásico Tardío sobre la meseta de Colorado de Arizona cuando estaba en el antiguo supercontinente de Pangea. Con esta información, evaluó las interrelaciones entre las perturbaciones ambientales, el clima y la evolución de los vertebrados en tierra.
Además, Lepre examinó parte de un núcleo de roca de 520 metros de largo de la Formación Chinle, en el Parque Nacional del Bosque Petrificado en Arizona (el Desierto Pintado), que se encuentra en Rutgers. Igualmente, el profesor emérito de Rutgers-New Brunswick, Dennis V. Kent examinó el mismo núcleo para un estudio dirigido por Rutgers, donde encontró que los tirones gravitacionales de Júpiter y Venus alargan ligeramente la órbita de la Tierra cada 405.000 años e influyeron en el clima de la Tierra durante al menos 215 millones de años, lo que permitió a los científicos mejores eventos de citas, como la propagación de los dinosaurios.
Lepre midió el espectro de luz visible para determinar la concentración de hematita dentro de las rocas rojas. Según el conocimiento de los científicos, es la primera vez que se utiliza este método para estudiar rocas tan antiguas, que datan de la época del Triásico Tardío hace más de 200 millones de años.
Muchos científicos pensaron que el enrojecimiento fue causado mucho más recientemente por el hierro en las rocas que reacciona con el aire, al igual que el óxido en una bicicleta. Así que durante décadas, los científicos han considerado que la hematita y su enrojecimiento carecen de importancia.
"La hematita es de hecho vieja y probablemente sea el resultado de las interacciones entre los suelos antiguos y el cambio climático”, explica Lepre. “Esta información climática nos permite clasificar algunas causas y efectos, ya sea debido al cambio climático o al impacto de un asteroide en Manicouagan, en Canadá, por ejemplo, para los animales terrestres y las plantas cuando los dinosaurios terópodos (los primeros antepasados de las aves modernas y el tiranosaurio rex) empezaban a imponerse".