La madruga del 15 de abril de 2011, tañeron las campanas del municipio michoacano de Cherán, alertando a la población sobre un movimiento que hacía frente a la devastación ecológica.
Cherán está ubicado en el centro del estado de Michoacán. De acuerdo con los censos, la mayor parte de la población pertenece a la etnia purépecha. Su clima es templado, lo cual favorece el crecimiento de bosques de pino y encino, que, a su vez, conforma el hábitat de mapaches, cacomixtles, coyotes, armadillos, entre otras especies.
Guardianes del bosque
Debido a su riqueza maderera, a partir de 2005 comenzó a ser objetivo de la tala ilegal por parte de grupos criminales, que llegaban a extraer de 100 a 150 camiones llenos de troncos. Poco tiempo después llegaron policías, gente armada y el alcalde para liberar a los talamontes. La comunidad de Cherán percibió nexos entre las instituciones de gobierno y los delincuentes, así que los expulsaron a ambos.
A partir de ese momento, los partidos políticos fueron prohibidos para evitar divisiones al interior de la comunidad. Los purépechas apostaron por la unión comunal sobre sus intereses individuales.
Como nueva forma de gobierno cada uno de los cuatro distritos eligió un representante para el Consejo del Pueblo; crearon puestos de control y seguridad, y establecieron nuevas leyes comunitarias, por ejemplo, entre las sanciones relacionadas con el consumo de alcohol, se cumple con trabajo comunitario.
El 13 de noviembre de 2011, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación aprobó la elección del ayuntamiento bajo el sistema de usos y costumbres. De acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las comunidades indígenas tienen derecho a establecer su propia forma de gobierno, el cual también fue avalado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.