Expertos del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) le tomarán una “radiografía” a una pirámide de Chichén Itzá para analizar su estructura interna y de paso buscar posibles salones ocultos.
Lo anterior forma parte del proyecto internacional NAUM, que son las siglas en inglés para Muografía para usos Arqueológicos no Invasiva, el cual ya cuenta con la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el financiamiento de la máxima casa de estudios.
Además, tendrá el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos; las universidades Dominican y de Virgina; y el Fermi National Accelerator Laboratory.
Para llevar a cabo el análisis de la pirámide de Kukulcán, el grupo de especialistas se basará en los muones. Cuando los rayos cósmicos llegan a nuestro planeta desde el espacio están compuestos de protones; al chocar con la atmósfera se producen otras partículas llamadas piones, que luego pasan a ser muones.
Dichas partículas constituyen la radiación de origen cósmico, cargadas eléctricamente, y que inciden sobre la superficie de nuestro planeta. Estas pequeñas partes son capaces de detectar y contar en cierta área, ya sea por unidad de tiempo y energía.
Entonces, cuando se emplean los muones para tomar una “radiografía” de la pirámide, signifca que si se encuentra una irregularidad en el conteo de muones, implica una cambio de densidad en la estructura de la construcción o un espacio vacío.
Sosteniendo el presente método, los encargados usará un detector que contiene un “plástico centellador”, el cual produce una señal de luz cada que lo atraviesa un muon. Esa señal se digitalizará y posteriormente la información será enviada a las instituciones involucradas.
Finalmente, es importante mencionar que el detector primero se probará al interior de las instalaciones del Instituto de Física, y de tener éxito la foto de la estructura de la pirámide tardará alrededor de seis meses en completarse.