El viernes, un terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro de Myanmar, causando daños materiales en la capital administrativa, Naypyidaw, y generando temblores que se sintieron ampliamente en Tailandia y el sur de China, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El epicentro se localizó al noroeste de la ciudad de Sagaing y a poca profundidad, lo que intensificó su efecto en la superficie. El movimiento ocurrió en horas de la tarde y fue seguido, pocos minutos después, por una réplica de magnitud 6,4 en la misma zona, lo que elevó la alerta en toda la región.
Hasta el momento van 1644 muertos y 3.408 heridos, de acuerdo con el balance oficial más reciente. La cifra de víctimas continúa en aumento mientras las autoridades locales de ambos países y equipos de rescate acceden a las áreas más remotas afectadas por el desastre.
Autoridades declararon estado de emergencia en seis zonas del país, tras el fuerte sismo que dejó afectaciones en gran parte del territorio, así como en su vecino Tailandia, donde también se sintió.
"Nunca vi nada parecido. Estamos intentando manejar la situación", indicó un médico del lugar.