En los últimos meses, la violencia ha aumentado en una Centroamérica golpeada por la pandemia y la temporada de huracanes, por lo que se espera un incremento de las familias migrantes que huirán de entornos pobres y violentos, advirtió este jueves Naciones Unidas.
En un comunicado conjunto, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) advierten que en 2020 ha empeorado una situación que ya provocó en 2019 las llegadas de familias a Estados Unidos desde la región se quintuplicaran, desde 77 mil 800 el año anterior a 432 mil.
Las dos agencias de Naciones Unidas recuerdan que mujeres jóvenes y niñas siguen siendo víctimas de abusos sexuales y violencia de género por parte de los miembros de bandas criminales, mientras que los niños son obligados a distribuir droga o son reclutados por esos grupos.
La situación ha empeorado durante la pandemia, ya que con las restricciones y el cierre de las fronteras muchas familias no han podido salir de los lugares donde sufrían amenazas, especialmente en El Salvador, Guatemala y Honduras.
La ONU reflejó los siguientes datos: en Guatemala se reportaron 25 mil 400 delitos contra infancia entre enero y noviembre; en El Salvador aumentó la violencia doméstica un 70 por ciento en abril y mayo y en Honduras hubo más de 40 mil denuncias de violencia doméstica entre marzo y mayo.
Cuando los adultos son amenazados por las pandillas, éstos huyen con toda su familia "porque temen las represalias de las bandas criminales", explicó el director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Jean Gough.
Además, tanto la crisis sanitaria como los huracanes han tenido un efecto devastador en la zona que ha provocado un aumento de la pobreza y en consecuencia un incremento de la violencia y la persecución durante el confinamiento.
Más del 30 por ciento de los niños migrantes no acompañados admitieron haber experimentado algún tipo de violencia, lo que afectó a su capacidad para acceder a servicios esenciales como ir al colegio.
Tanto ACNUR como UNICEF pidieron a los países que cumplan con la obligación internacional de garantizar los derechos humanos a las personas que se han visto forzadas a abandonar sus comunidades de origen, y que garanticen que los niños y adolescentes sean tratados como tales.