En el estado de Querétaro se encuentra una zona arqueológica que algunos conocen como el Machu Picchu mexicano, debido a su parecido con las ruinas peruanas.
Hablamos de “Las Ranas”, un lugar fundado en el año 1622, el cual recibió dicho nombre por Bartolomé Ballesteros en 1872, quien se inspiró en el Paraje de las Ranas.
Un dato curioso es que según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), durante la época de la conquista española, habitantes encontraron a unos tres kilómetros de la zona una laguna repleta de ranas, por lo que su nombre también proviene de estos anfibios.
Respecto a lo de Machu Picchu mexicano, se le conoce así porque el sitio está, precisamente, rodeado de montañas, encima de un cerro, lo cual ofrece vistas extraordinarias.
Esta singular ubicación geográfica se debe a que en el pasado, “Las Ranas” funcionó como un centro ceremonial chichimeca y punto estratégico, que permitía controlar los accesos a la gran diversidad de recursos ecológicos y minerales de la región, ya que sus habitantes planificaron la ciudad desde la selección del lugar hasta el aprovechamiento eficiente del terreno y la ubicación de sus edificios, los cuales incluyen dos juegos de pelota y un área arqueológica que cubre, aproximadamente, 15 hectáreas.
Para llegar, es necesario tomar la carretera número 57 México-Querétaro y conducir hasta la ciudad de San Juan del Río. Una vez ahí, se debe agarrar la desviación hacia Tequisquiapan y continuar por Cadereyta, conocida como la Carretera Federal 120 rumbo al poblado de Vizarrón de Monte.
Siete kilómetros después estará el Pueblo Mágico de San Joaquín, el sitio más cercano a la Zona Arqueológica “Las Ranas”. Ahí es posible estacionar el auto, ya que cuenta con camionetas de servicio público para acceder al sitio; también se puede caminar para disfrutar la naturaleza.
El horario de entrada al Machu Picchu Mexicano comienza a partir de las 09:00 hasta las 17:00 h de lunes a domingo. El costo general vale $70 y los domingos es libre.