A lo largo y ancho de su territorio, México tiene grandes bellezas naturales que son perfectas para pasar un fin de semana con la familia, amigos o pareja. Sin embargo, también cuenta con otro tipo de destinos poco conocidos que parecen sacados de otro planeta.
Uno de ellos es el Valle de Piedras Encimadas, que se localiza en Zacatlán de las Manzanas, Puebla, y destaca por una enorme zona boscosa llena de inusuales formaciones rocosas superpuestas que a su vez forman extrañas figuras similares a algunos animales, rostros humanos e incluso, seres fantásticos.
Al respecto, existen varias teorías sobre su origen, pero de acuerdo con la página oficial de esta atracción natural, la más acertada, derivada de estudios científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indica que las rocas provienen de un volcán y tienen una edad aproximada de entre 1.3 y 2 millones de años.
Expertos de la misma institución también explican que cada una de las formaciones contienen un alto contenido de cristales de cuarzo y feldespato. Mientras que su colocación se debe, supuestamente, a la dirección de los vientos y el conjunto climático al que están expuestas, situación que les brinda equilibrio y aquellas formas inexplicables y un poco mágicas.
Para llegar al Valle de Piedras Encimadas se necesita tomar la carretera estatal 119 hacia Huachinango. Tras 20 kilómetros recorridos existe una desviación de terracería de 10 kilómetros hacia el pueblo de Camotepec, el cual desemboca a este lugar.
El parque no tiene precio de entrada; pero se considera una aportación voluntaria que se destina al mantenimiento y conservación del espacio. Asimismo, la zona ofrece distintas actividades con un costo extra; tales como recorridos a caballo, áreas para acampar, renta de bicicletas y restaurantes.