Rodeado de bosques de coníferas, repleto de encantadoras calles empedradas que evocan su pasado colonial y dueño de rico menú histórico y artesanal, Huasca de Ocampo invita a los visitantes a dar un memorable paseo con mucho sabor e historia.
Este destino hidalguense cuenta con la particularidad de haber sido el primero de todo México en ser designado Pueblo Mágico, en 2001. E incluso ahora que 131 localidades más del País presumen este título, sigue demostrando un brillo único derivado de factores como su ubicación en el Corredor de la Montaña, su pasado minero y su misticismo.
"Tiene historia, cultura, arquitectura virreinal que nos remonta a ese pasado tan pujante", cuenta Eduardo Baños, Secretario de Turismo del Gobierno del Estado de Hidalgo.
Localizado aproximadamente a dos horas en auto desde la Ciudad de México, Huasca se presta para dar un paseo por sus ex Haciendas, como la de Santa María Regla, misma que fue erigida en la segunda mitad del siglo 18 por orden de Pedro Romero de Terreros, conde de Regia, quien la utilizó como residencia. A lo largo de su historia, la construcción ha fungido también espacio de transporte de minerales, destilería de aguardiente y ahora, como hotel. A un lado está la presa San Antonio Regla, donde antes se encontraba una construcción homónima que fue inundada, pero de la que aún queda visible su chimenea.
Quien transite por las estrechas calles de este Pueblo Mágico y conozca su historia inevitablemente escuchará también sobre unos míticos y benévolos personajes: los duendes. Estas figuras fantásticas, cuya importancia deriva de un sincretismo entre las historias mineras nativas y las españolas, tienen incluso un museo dedicado a ellas dentro del hotel Barranca Honda, en el que los visitantes observan figurillas y aprenden sobre su importancia para la región.
Imposible dejar de lado los Prismas Basálticos, unas bellas estructuras verticales de piedra con hasta 40 metros de altura por las que caen las aguas de la Presa de San Antonio Regla. Fueron formadas hace miles de años y descubiertas en 1803 por el barón y explorador alemán Alexander von Humboldt. Para llegar a ellas, sólo se requiere hacer un corto viaje desde el centro del poblado.
Por su privilegiada ubicación geográfica, el destino también atrae al turismo de aventura, con opciones para hacer paseos en cuatrimoto, deslizarse por una tirolesa o rentar lanchas, entre otras opciones.
El Parque Ecoturístico de San Miguel Regla y el Bosque del Zembo son algunos de los espacios predilectos de los aventureros, quienes eligen acampar para completar su experiencia.
En cuanto a la gastronomía de Huasca, la barbacoa, los pastes y los escamoles son delicias muy típicas de la zona, al igual que su rompope, pero también hay otras opciones pensadas para cualquier gusto.
"Tienes un caldo de habas delicioso; quesadillas de flor de calabaza, de hongo de champiñón, de seta y hongo blanco único de esta región que están para chuparse los dedos. Todo esto (se recomienda) acompañado de un jarro de pulque", afirma Baños.
Y para quedarse con un recuerdo de la visita, la oferta artesanal del destino abarca vasijas de barro rojo, tejidos de lana y artesanías de manera, que evocarán los encantos de este destino e invitarán a visitarlo nuevamente en alguna otra ocasión.