Desde que su padre murió por COVID-19, “Daniela" duerme mucho, tiene arranques de enojo y momentos de tristeza.
Con apenas tres años, no ha recibido atención emocional ni se le ha explicado la ausencia de su padre desde junio.
Ella, su madre que ahora vende dulces y su hermana de 19 años viven en Ecatepec, Estado de México, en casa de su abuela materna, convaleciente también por SARS-CoV-2.
Como "Daniela", miles de niños han perdido a su padre, su madre o a ambos en esta pandemia; sin embargo, alertan expertos, su dolor no es tratado y en el País no existen cifras claras sobre cuántos menores han quedado huérfanos.
Según Save the Children, antes de la pandemia se estimaba que había 4 millones de menores con ansiedad y tristeza asociados con la depresión, ahora calculan más de 6 millones a causa del COVID-19.
La organización también calculaba que en 2015 el 18 por ciento de los niños vivía únicamente con uno de sus padres biológicos, cifra que se incrementó a 32 por ciento en 2020.
"Hay muchos temas invisibilizados en relación a la infancia, pero especialmente el tema del duelo nadie lo toca, porque no se sabe exactamente lo que está pasando", señaló María Josefina Menéndez, directora ejecutiva de Save the Children en México.
"Uno de los temas más graves en la pandemia es que tanto adultos como niños y niñas no están gestionando sus emociones, están viviendo este duelo y esta tristeza con una enorme incapacidad del mundo adulto para poder enfrentarlo".
Menéndez aclaró que el impacto de la emergencia sanitaria en los niños trastoca varios campos de su vida.
"Los niños, niñas y adolescentes están viviendo los efectos de la pandemia en diferentes aspectos de su vida, muchos no han podido seguir estudiando, han perdido sus escuelas; los padres y las madres han perdido sus empleos, y todos son duelos, son cambios importantes en los niños que generan ese sentimiento de tristeza e impotencia", explicó.
"Además, las pérdidas humanas por COVID suelen ser repentinas, sin velorios que son importantes para el proceso de duelo".
En tanto, Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), señaló que aunque epidemiológicamente los menores no son los más afectados, sí son quienes más resienten las decisiones del Gobierno ante la pandemia por COVID-19. El especialista identificó al menos tres impactos inmediatos en los niños que quedan en la orfandad, empezando por la falta del duelo, además de actos de discriminación, principalmente en comunidades rurales, y finalmente la incertidumbre jurídica.