El cuidado facial es mucho más importante de lo que pensamos, pues, no sólo tiene fines estéticos, ya que aparte de ayudarnos a lucir un rostro radiante y joven, es una práctica higiénica que sirve para prevenir diferentes daños a la piel y enfermedades dermatológicas, como por ejemplo: acné, rosácea, irritaciones, dermatitis, daños ocasionados por el sol, entre otras.
Por lo tanto, es fundamental contar con una rutina de cuidado facial específica que incluya los productos adecuados para cada caso, tanto si se trata de pieles normales, como de pieles con exigencias especiales.
Así como los tipos de piel y las enfermedades dermatológicas faciales son diferentes, las rutinas de limpieza del rostro también lo son, sin embargo, hay productos esenciales que no pueden dejar de formar parte de ninguna de ellas como la crema hidratante, la cual con el paso del tiempo, todas las pieles, sin importar su tipo, pierden agua. Esto da como resultado pieles deshidratadas que carecen de un aspecto luminoso y saludable.
Peor aún, una piel deshidratada también puede ser una excelente candidata para sufrir de sensibilidad y de enfermedades dermatológicas como rosáceas o eccemas.
Lo que hacen las cremas hidratantes faciales es otorgarle a la piel la cantidad de agua que necesita, además, como cuentan con algunos ingredientes adicionales específicos, se pueden utilizar para devolverle a la cara el brillo, elasticidad y lozanía que ha perdido.
Otro aliado es el limpiador facial. Existe un limpiador específico para cada tipo de piel y para cada condición. Estos productos tienen la capacidad de brindar una limpieza profunda sin que sea agresiva, para así mantener los poros limpios evitando su obstrucción y por ende, la aparición de acné.
De igual modo, los limpiadores faciales sirven para remover las impurezas y células muertas de la dermis, impidiendo que se acumulen y que en consecuencia, puedan causar diferentes tipos de dermatitis.
Un tipo de producto facial que últimamente se ha incorporado en las diferentes rutinas de limpieza del rostro son los serums o sueros. Estas son sustancias que se caracterizan por tener su ingrediente principal en una elevada concentración, además son absorbidos por la piel con gran rapidez, razón por la que son indicados por dermatólogos y especialistas para tratar manchas, acné, resequedad, deshidratación, signos visibles de la edad y otros daños de manera eficaz y efectiva.
Además, una rutina de cuidado facial de día completa debe terminar con la aplicación de un protector solar, preferiblemente que tenga un factor de protección que sea igual o superior a 30 SPF.
Importancia del cuidado facial
Por todo lo que hemos visto hasta ahora, queda más que claro que tener una rutina de limpieza facial correcta e idónea para tu tipo de piel es la mejor manera de prevenir diferentes tipos de enfermedades e infecciones dérmicas.
En el caso de personas que ya las padezcan, se ha demostrado que un tratamiento dermatológico acompañado de una rutina de cuidado facial en la que se empleen los productos adecuados como cremas hidratantes y serums, es de vital importancia para conseguir mejoría en poco tiempo.