Sin importar su intensidad, un accidente automovilístico puede dejar secuelas psicológicas, que incluso te imposibiliten volver a tomar el volante.
“Un accidente automovilístico puede dejar algún trauma o alguna impresión lo suficientemente importante para empezar a desarrollar algunos síntomas y, a partir de ellos, es necesario evaluar si es necesario acudir con el psicólogo”, dijo en entrevista la maestra Cynthia Peña, especialista en psicología de la Universidad La Salle.
Para evaluar estos síntomas, Peña sugiere retomar el manejo en compañía de una persona de confianza que pueda identificar reacciones anormales en el conductor.
“Actitudes como que se pone muy nervioso, tarda mucho en hacer alguna maniobra o tal vez que está muy sensible a los estímulos del ambiente ya son indicadores que nos hablan de que quizá no es el momento de regresar a esta actividad y lo mejor sería trabajar este tema con algún psicólogo”.
En tanto, para las personas cercanas al accidentado, Peña recomienda crear un ambiente de empatía donde puedan hablar de lo que les sucedió sin sentirse juzgados.
“Hablar de lo que ocurrió es muy poderoso porque cada vez que lo hacemos, cada vez que lo repetimos, podemos darle más orden a lo que sucedió, cómo nos sentimos con ello y podemos descargar esas emociones contenidas”, explica la psicóloga.
Peña también recomienda que al detectar algún foco rojo se recurra a ayuda profesional que puede acotarse a este evento específico.
“Tenemos una dificultad por pedir ayuda, pretendemos enfrentar estos casos de manera individual en donde nos decimos frases como ‘ya pasará’ y esperamos que se acomode por arte de magia. Pero es muy importante ser sensible a estos eventos para detectar que hubo algo que nos movió lo suficiente para necesitar tratarlo. Seguramente no serán muchas sesiones, incluso hay psicoterapia breve y de emergencia que va de 5 a 10 sesiones en donde se puede trabajar y salir de esto rápidamente”, finalizó.
- Identifica los focos rojos
Si sufriste un accidente y volviste a manejar, pero te identificas con alguno de estos puntos, lo mejor es que busques tratarlos con ayuda profesional.
Ideas catastróficas que aparecen de forma recurrente al manejar. Son un indicador de que hay algo que se está produciendo en la mente que genera angustia a partir del evento anterior. Demasiada sensibilidad a los estímulos: que sientas temor con ruidos fuertes, cuando alguien pase frente al vehículo, etc. Insomnio que antes no se presentaba o bien, que en el sueño, aparezcan pesadillas o angustia. Sentimientos de culpa o vergüenza que se pueden manifestar también en mucha preocupación por estar haciendo las cosas bien, por sentirse observado o juzgado por otros.
- Reacciona después de un accidente
Peña recomienda que, en una situación de estrés, uses esta técnica para relajarte.
“Realiza respiraciones profundas de 5 segundos y una exhalación en 3 segundos. La idea es que esa oxigenación llegue a tu cerebro y pueda limpiar esa tensión que se presenta, que no te permite pensar claramente y que es cuando se va sumando la angustia, seguida del pánico y ahí te puede dar una crisis. Es un momento de mucho estrés para el cerebro que no se acaba ahí, porque necesitas ir resolviendo lo que sigue”.
Además de llamar a tu seguro, habla por teléfono con algún familiar que te pueda ir a auxiliar en caso de necesitarlo o se mantenga en contacto contigo.