Aunque ya se escuchaba cómo se iba desarrollando la enfermedad por el Covid-19 en otros países, a finales de febrero los mexicanos vivían cierta cotidianidad, como iniciar el día al bañarse, luego desayunar e ir al trabajo o a la escuela.
Pero, en un corto tiempo, eso cambió e implicó no sólo adaptarse a una nueva forma de vida, sino a vivir con la incertidumbre y el temor a contagiarse, o a enfrentar una merma económica.
Estos cambios implican un proceso de duelo, pues si esas emociones no se manejan bien, pueden causar efectos negativos en la salud mental de las personas, advierte Fernando Fernández Castro, maestro en Psicoterapia psicoanalítica.
"Los seres humanos somos seres de costumbres y, de repente, de una semana para otra, cambió nuestra cotidianidad; aparte, con un factor muy importante: la amenaza de que, si sales, te puedes morir", comparte.
"Es como tener un cuchillo en el cuello todo el tiempo si no usas cubrebocas".
Una parte de la realidad antes de marzo, agrega, ya no es válida, y eso puede desestabilizar a una persona.
"No es que haya un solo cambio, sino que son sutilezas de lo que era lo cotidiano", indica.
"Es como si fueran pequeños microinfartos, probablemente haya cientos de ellos y realmente no haya una alteración en la vida diaria de la persona, pero con cierta cantidad se empieza a perder la estabilidad".
Ahora, explica el académico de la Universidad Intercontinental, las personas enfrentan un duelo no simbolizado, por las cosas que cambiaron y por las personas que ya no están, y que, a la vez, les recuerda su vulnerabilidad.
"El duelo se hace mucho más intenso porque (el riesgo) se acerca (...) La sensación es dolorosa, por ese compañero del trabajo que murió por coronavirus, pero lo que valida es que esto es en serio y me puede pasar a mí", comenta.
"Y así tenemos un montón de gente en pleno duelo; pareciera que quien salga de su casa se va a enfrentar a un mundo lleno de vacíos".
Ante la cercanía de un riesgo, explica, el ser humano suele reaccionar huyendo o atacando; sin embargo, ninguna de estas opciones aplica ante la pandemia. Y contener estas emociones puede causar estragos.
Por ello, advierte, es necesario realizar un proceso de duelo para acomodarse en la nueva realidad.
"Si el duelo fracasa en este objetivo, la persona puede enfermarse, probablemente una expresión sea la depresión, y ésta ataca en intensidad, circunstancia y tiempo en cosas más simples de vida: cómo comes, duermes, cómo manifiestas tu sexualidad o cómo te relacionas con tu higiene y con tu arreglo".
"Un duelo no tramitado puede generar mucha agresión".
El especialista señala la importancia de saber adaptarse a la situación."Mi abuela decía que después de la tormenta siempre viene el sol y, aunque parezca muy básico, es tremendamente cierto; la gran mayoría de la población se va a ir adaptando, como cuando alguien vivió un divorcio y en un momento pensó que no podría con esa situación, y después de cierto tiempo pudo adaptarse".