Los alimentos fermentados como el yogur, el kimchi, el chucrut y la kombucha desde hace mucho han sido elementos esenciales de las dietas en muchas partes del mundo. De hecho, durante miles de años, distintas culturas dependieron de la fermentación para producir pan y queso, preservar carnes y vegetales, así como realzar los sabores y las texturas de muchos alimentos.
Ahora, los científicos están descubriendo que los alimentos fermentados podrían tener efectos interesantes en nuestros intestinos. Comer estos alimentos podría alterar la composición de billones de bacterias, virus y hongos que habitan en nuestros tractos gastrointestinales, los cuales en conjunto se conocen como la microbiota intestinal. También podrían reducir los niveles de inflamación en todo el cuerpo, algo que cada vez más científicos vinculan a una gama de enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Los hallazgos más recientes provienen de un estudio publicado en la revista Cell que fue realizado por investigadores de la Universidad de Stanford.
Ellos querían observar el impacto que los alimentos fermentados podrían tener en el sistema digestivo e inmunitario y cómo esto podría compararse con llevar una dieta relativamente saludable cargada de frutas, verduras, frijoles, granos integrales y otros alimentos ricos en fibra.
Para el estudio, los investigadores reclutaron a 36 adultos sanos y los separaron en grupos al azar. A un grupo se le pidió que aumentara su consumo de alimentos vegetales ricos en fibra, mientras que al segundo se le ordenó que comiera alimentos fermentados en gran cantidad, incluyendo yogur, chucrut, kéfir, kombucha y kimchi. Estos alimentos se preparan combinando leche, vegetales y otros ingredientes crudos, con microorganismos vivos como levaduras y bacterias.
Como resultado, los alimentos fermentados suelen estar rebosantes de microorganismos vivos y de productos derivados del proceso de fermentación que incluyen varias vitaminas, así como ácidos lácticos y cítricos.