Esta semana, el Parlamento Europeo dio su aprobación definitiva a una legislación que fija, por primera vez, normas obligatorias para frenar el desperdicio de alimentos y textiles en la Unión Europea (UE).
A partir de ahora, los Estados Miembros de la UE deberán reducir el desperdicio alimenticio en un 10% en la transformación y fabricación de comida, y un 30% en la venta al por menor y el consumo doméstico, la restauración y los servicios antes de 2031.
En tanto, los productores locales tendrán que asumir los costos de recogida, clasificación y reciclaje de residuos textiles.
“Estos objetivos se calcularán en relación con la cantidad generada anual entre 2021 y 2023”, aclaró la Eurocámara en un comunicado.
Según datos oficiales, anualmente cada habitante europeo genera un promedio de 132 kilogramos de desperdicio alimentario, así como 12 kilogramos de ropa y calzado tirados a la basura.